viernes, 7 de diciembre de 2012

Requisitos para ser mujer mexicana



Maestría en Ciencias Humanas
Maestrante: Elisa Gómez Vázquez
Formación de escritores
Requisitos para ser mujer mexicana

“El árbitro considera la equidad,
el juez la ley”.
Aristóteles.

Las sociedades primitivas se caracterizaron por una cosmovisión flexible, que admitía la diversidad como parte sustancial de la vida, como creadora de significados y de belleza. De una manera difícil de explicar hasta para los antropólogos, la mujer tomó el lugar en el hogar, y el hombre el de la cacería y provisión de alimentos.
La ausencia azarosa del cromosoma Y en el ADN, deriva en la definición biológica y fisiológica de un ser, que deberá adaptarse y formarse conforme la sociedad de su tiempo lo exija. Si además, el destino apunta a que la mujer nazca en suelo mexicano, habremos de celebrarlo y lamentarlo.
Para comprender el rol femenino actual conviene remitirnos a la evolución del concepto de propiedad privada y su impacto en instituciones como el matrimonio o la familia. Hoy como antes la mujer es madre, esposa e hija,  y aunque en la superficie se montan escenarios de inclusión e igualdad, en el fondo no se puede acabar con una tradición del machismo y el matriarcado.
Con el desarrollo de la economía, el hombre es asociado a la producción y la mujer a la reproducción, con esto el hombre adquiere ventaja al ser quien genera mayor riqueza para la familia pero además se limita la función de la mujer a la esfera doméstica: el cuidado del hogar y la crianza de los hijos son reconocidos como sus objetivos más elevados. Una mujer que no se casa, es mal vista; que además no tenga hijos, mucho peor. Si trabaja para sí misma, si ya no vive con sus padres, si además tiene un jefe varón, o más aún, si es que ella es jefe de algún hombre (¡!) levantará sospechas, propiciará ataques y envidias,  y enfrentará los estigmas respectivos. los intentos de emancipación se traducen como fracasos que motivan señalamientos y rechazo social.

Contamos con un amplio catálogo de tradiciones machistas, patriarcales y sexistas. La feminidad  por un  lado,  es usar falda corta y tacón alto desde los 15 años, fecha en que una ceremonia ridícula exhibirá  como carne fresca la delicada doncella que será devorada por los lobos; ninguna esfera social dispensa la fiesta. Otro ejemplo son  las bodas: llamar mandilón al esposo es una advertencia de la colectividad, del rechazo que le espera si no logra llevar las riendas de su matrimonio.
Desde los años 70 (o antes) se habla de liberación femenina e igualdad de derechos. Confundidas, algunas mujeres se indignan ante la cortesía de un caballero que las ayuda a bajar del vehículo, les carga la bolsa o les abre la puerta. Que ellas son autosuficientes, que pueden solas, argumentan. Por un lado es cierto que tras el caballero en ocasiones hay un sujeto contando chistes sexistas o golpeando a su mujer, pero por otro lado, también es cierto que ciertas actitudes bien o mal llamadas “feministas” están acabando con la condescendencia ante la vulnerabilidad de la mujer, la escancia  masculina,  la amabilidad y el respeto.
Sencillo ejemplo es el uso cotidiano de vocablos de género femenino empleados para ofender, desde el sencillo “vieja”, hasta las connotaciones ofensivas de “madre”, “la chingada”, “chingadera”, “puta madre”, etc.  La mujer misma dice “esa tipa”, “esa vieja”, y habrá quien se sienta ofendida; pero si el hombre lo dice, pocas son los que reniegan del término.Entre nosotras nos  ofendemos y destruimos, en vez de solidarizarnos por nuestra condición humana.
La hembra, el símbolo sexual, piernas largas, gran estatura, delgadez, amplias caderas, senos voluptuosos, maquillaje, escote, accesorios, perfume, cabello largo, sensualidad, delicadeza… cualquier otra cosa no merece admiración, de eso para abajo son “viejas” y todas están “locas”, cualquier queja es un berrinche, toda emoción es Síndrome Pre Menstrual. Si flaca, es “anoréxica”; si pasada de peso, no se quiere a sí misma. No acceder al contacto sexual, es propio de una frígida, mojigata, santurrona, apretada; si consiente, es una puta, ninfómana, enferma e insaciable.  Tras el matrimonio ocultar escotes,  holgar el guardarropa, ahora  sumisa y discreta, propiedad privada.  Si ella es infiel, no merece ser perdonada y hasta la propia familia le reprobará; mas el hombre es “hombre”, y se le tolerarán sus aventuras.
La sociedad civil  ansiosa de modernidad exige reformas legales, primero el derecho al voto, la planificación, el aborto… crea términos incluyentes, vagones rosas, asientos preferenciales, apoyos económicos gubernamentales. , en su afán de modernidad, las recientes generaciones (“globalizadas” además) han descargado tareas al género femenino:  ya existen empresas que se dedican a ello, y  esos quehaceres tan “simples” ya pueden ser pagados hasta por las y los obreros. No obstante, son solo paliativos, en el fondo  teme al cambio, quiere permanecer igual, se protege. Hombres y mujeres temen los alcances de este liberalismo, se habla del “apocalipsis”, de lesbianismo y homosexualidad, del fin de la humanidad, de un descontrol en la escala de valores.

Por décadas hemos buscado soluciones prácticas a los problemas cotidianos, y a final de cuentas resultan ser solo paliativos  para sacarnos del apuro, para alzarse el cuello, ganar adeptos votantes, para que “las viejas” se callen y ya no “chillen”, para lucir civilizados. Así, que entre todos  limpien la casa, a los hijos que los eduquen  las escuelas o las guarderías, comer de una lata o en la calle , la ropa a la lavandería. Pero ¿quién continúa cargando la culpa, los valores y estigmas  que recaen sobre la mujer? ¿Quién querría tomar su lugar? ¿Dónde está el talón de Aquiles de esta tradición milenaria?

1 comentario:

  1. Yo considero que actualmente el machismo en la sociedad es respaldado plenamente por las mujeres (quizá de forma inconsciente)pero las costumbres de este país están tan arraigadas que aunque parezca increíble, he conocido a varias mujeres que son incluso más machistas que la mayoría de los hombres que conozco. Y con lo que respecta a los estigmas del ámbito laboral y profesional, en lo personal yo opino que se derivan de otros aspectos de la naturaleza humana como son el instinto de supervivencia, la envidia, y muchas otras cosas de las cuales se podrían considerar un tema aparte, que incluso algunas también se presentan entre los hombres pero no se habla mucho de ello.

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